7 de septiembre de 2010

Lamentaciones de un prepucio

Lamentaciones de un prepucio.
Título original: Foreskin's lament.
La siguiente reseña corresponde a la 1ª edición, de Junio de 2010.
Editorial: Blackie Books.

Shalom Auslander, neoyorquino, judío y ateo convencido cuando su temor a Dios no se lo impide, redacta estas Lamentaciones de un prepucio (Foreskin's lament en su título original) que Blackie Books edita en España con un mimo y un cariño que hacía tiempo no observaba en una editorial.
Ojalá les dure esta maravillosa y oxigenante ilusión inicial.
A mí, desde luego, me ganaron para la causa cuando supe de su existencia, como ya comenté en este artículo.
No descarto aproximarme a otro libro de su catálogo, Do it! Escenarios de la revolución, que promete ser, cuanto menos, interesante.
Mientras tanto, ¡larga y afortunada vida a Blackie Books!

Regresando a estas Lamentaciones de un prepucio, Auslander nos expone parte de su infancia enlazada con su presente, en el que su novia y él están a punto de tener un hijo y la duda sobre si circuncidarlo o no planea sobre ellos (o más bien, sobre él) junto con las terribles consecuencias que el Dios judío, cruel y con un siniestro sentido del humor, tendría preparadas para la familia del autor si éste decidiera no cumplir con el rito religioso.
El libro destila ironía, sarcasmo y cierta locura, defensas naturales frente a las restricciones absurdas de la religión, en este caso, la judía, pero extensibles a todas las que el ser humano ha inventado.
Veredicto del Sobaco: debo reconocer que la descripción que pude leer en la página de Blackie Books sobre Lamentaciones de un prepucio, me puso los dientes muy largos y levantó unas expectativas que el libro no fue capaz de satisfacer en su totalidad. No quiero decir que el libro sea aburrido, ni mucho menos, pero tampoco es tan brillante como yo lo esperaba. Ni el autor es el heredero cabreado de Woody Allen ni el libro es tan gracioso como para que lo llegaran a prohibir. Lo que sí podemos encontrar en Lamentaciones de un prepucio o, al menos, yo sí lo he hecho, es una reflexión muy interesante, desde el sarcasmo más grotesco y lejos de la autocompasión sensiblera, sobre los efectos nocivos que provoca una religión (cualquier religión, diría yo) en la mente de un niño, llegando a condicionar, amargar y arruinar toda su vida adulta.

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