1 de septiembre de 2010

Senderos de gloria (Paths of glory)

Año de producción: 1957.
Duración: 86 minutos.
Director: Stanley Kubrick.
Productora: MGM.
Guión: Stanley Kubrick, Calder Willingham y Jim Thompson. Basado en la novela homónima de Humprey Cobb.

El autor de la novela en la que se inspira el guión, el estadounidense Humphrey Cobb (5 de Septiembre de 1899 - 25 de Abril de 1944), basa el relato en su propia experiencia como soldado durante la Primera Guerra Mundial, en la que participó con el ejército canadiense.

En un despacho del alto mando del ejército, alguien decide que es primordial conquistar vaya usted a saber qué posición porque es un enclave estratégico, o un punto vital de abastecimiento o porque allí el señor general podrá practicar su swing sin que le molesten los lamentos de los heridos. Al principio todo son protestas y frases tipo "no, señor, eso es imposible, yo no puedo ordenar eso a mis hombres porque son lo más importante para mí" pero claro, cuando el general superior comienza a hablar de ascensos o a utilizar el consabido "si no lo hace usted, ya habrá otro que lo haga", el que antes se resistía comienza a taconear con fervor y a repetir "a la orden, señor".

Ahora que ya han decidido que los soldados rasos tienen que ser convertidos en mortadela, el coronel convencido tiene que comunicar la buena nueva a su subordinado, en este caso, Kirk Douglas que, antes de que estallara la guerra se dedicaba a ejercer la abogacía. Y como los abogados de las películas, a diferencia de los que existen en la realidad, se preocupan de vez en cuando por el bienestar de sus semejantes, cuando Kirk Douglas escucha los planes del coronel y su general compinche, tuerce el hocico, le dice que verdes las han segado y que él no va a mandar a una muerte segura a sus hombres.


El coronel, como les suele suceder a los tipejos autoritarios, no admite esa respuesta y mueve Roma con Santiago, llegando a pedir que bombardeen sus propias posiciones, hasta que obliga a los soldados a salir de la relativa seguridad de las trincheras para encontrar la muerte frente a las ametralladoras alemanas. Después de haber estado dirigiendo el asalto imposible al frente de sus soldados, Kirk Douglas regresa al cuartel general para informar de la escabechina, encontrándose con un coronel enajenado que pregunta los motivos por los que sus hombres han huido del enemigo en vez de seguir avanzando. Douglas se enfrenta al coronel sin éxito y éste sigue en su empeño de buscar culpables y traslada la denuncia al general, acordando entre ambos el fusilamiento de tres de los soldados que huyeron del enemigo, después de una pantomima de juicio en el que todo estaba absolutamente amañado.

Veredicto del Sobaco: maravilloso retrato de la sinrazón del ejército, ejemplificada en las absurdas decisiones que se toman en los despachos de los altos mandos militares durante los tiempos de guerra. Las interpretaciones son fantásticas y la dirección es soberbia. Entre Kubrick y Douglas (sin olvidarnos de las estupendas interpretaciones de Adolphe Menjou, como el general al mando de todo, descreído y para el que el fin justifica cualquier medio y de George MacReady, como el coronel desquiciado y fascista obsesionado por el cumplimiento de las órdenes, por absurdas que éstas sean) crean una obra maestra del cine anti-belicista. Imprescindible.

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