7 de septiembre de 2010

Suponiendo por Garzón

Se supone que en un estado democrático, dos organizaciones abiertamente antidemocráticas como Falange Española y Manos Limpias, no podrían acusar a un juez que siempre ha defendido los valores democráticos.
Se supone que un organismo como el Tribunal Supremo de un estado democrático no admitiría esa acusación por considerarla absurda y ridícula viniendo de quién viene.
Se supone que los familiares de las víctimas del Franquismo, en un estado democrático, tienen el mismo derecho que otros a enterrar dignamente a sus muertos y saber dónde reposan sus restos, sin que la humillación y el desprecio sea lo único que reciben a cambio de todos sus esfuerzos.
Se supone que en un estado democrático, todos los ciudadanos somos iguales ante la ley.
Se supone que en un estado democrático nadie debería ser discriminado por razón de su credo, ideología o tendencia sexual, aunque el uno fuera el ateísmo, la otra fuera la republicana federalista y la tercera la homosexualidad abierta, sana y sin nada de lo que avergonzarse.

Pero claro, suponer que todas estas cosas suceden en este lamentable y antidemocrático rincón del mundo llamado España, todavía es mucho suponer.

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