1 de febrero de 2012

Ellos nunca fueron rebeldes e inconformistas

Escuchando el Hey Stoopid de Alice Cooper por la radio me ha venido a la cabeza el momento en el que escuché ese disco por primera vez, hará unos 20 años; con nuestros proyectos de melenas, rebeldes e inconformistas, mis amigos y yo nos íbamos a comer el mundo.
En nuestras mentes imaginábamos un futuro encima de los escenarios, dando conciertos de rock duro por todo el planeta; ninguno sabíamos tocar un instrumento, pero no importaba. Teniendo 14 años, casi todo es posible. ¿Aprender a tocar la guitarra? En un par de meses me pongo y dominao.

Pasaron los años, pocos, y las melenas ya eran realidades, acompañadas de patillas más o menos pobladas y algún que otro pendiente en el lóbulo de la oreja.
Lo del grupo musical había quedado relegado al terreno de la fantasía: tuvimos que rendirnos a la evidencia y, cuando la naturaleza te ha dado una oreja en vez de un oído, no hay que forzar la situación. La última vez que alguien lo hizo, surgió Amaia Montero.
La rebeldía y el inconformismo seguían intactos. ¿Quién dijo que la vida te cambia? A nosotros no; el mundo iba a tener que plegarse ante nuestro empuje arrollador.

Pasaron más años, muchos esta vez; adiós a las melenas, hola a las entradas. Desaparecieron las patillas o se redujeron a la mínima expresión. Barbas y bigotes, fuera, por supuesto; llegó el otoño.
Los pendientes se convirtieron en malos recuerdos, errores de juventud, atribuidos a malas resacas; yo estuve presente en el nacimiento de casi todos ellos y ni resaca ni leches: allí sólo había pleno convencimiento. La última vez que pretendí rebatir la nueva versión oficial, me respondieron como los jedis. He desistido, claro.
Sus melenas nunca existieron, jamás llevaron patillas y llevan asistiendo a misa ininterrumpidamente desde 1986. Su voto siempre ha ido para el PP.
La vieja cinta de cassette en la que me grabaron el Hey Stoopid de Alice Cooper acumula polvo en algún cajón olvidado.
Igual que la rebeldía y el inconformismo de los que un día fueron mis amigos.

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