Ya sabéis que de manera periódica sometemos a nuestro sintonizador de TDT a un tratamiento purificador destinado a eliminar toxinas y reducir peso.
Actualmente está en unos lozanos y saludables 16 canales aunque probablemente lo sometamos a una técnica revolucionaria que hemos importado de la Universidad de Wisconsin y consigamos eliminar cinco o seis canales más.
El objetivo es reducir el número de fuentes externas que introducen veneno en nuestro salón.
Explicada la extrema delgadez de nuestro TDT, paradójicamente más saludable cuanto más anoréxico, paso a exponer la reflexión que esta mañana me ha sorprendido en la ducha y me ha traído hasta aquí.
Anoche, pasadas las 22:00 horas, estábamos viendo un capítulo de una serie que, de improviso, fue violentamente interrumpida por la publicidad.
Cogimos el mando y huimos de allí.
En el siguiente canal, también anuncios.
Y en el siguiente, y en el siguiente del siguiente, y en el de más allá... nuestra TDT estaba colonizada, invadida, infestada por la plaga de la publicidad.
De 16 canales, sólo 2 no emitían anuncios.
Horrorizados, apagamos el televisor.
Vamos a tener que adelantar la operación de reducción de canales.
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