Ayer me contaba un amigo cómo le va la vida en el nuevo trabajo que tiene, en un bufete de abogados todoterreno que lo mismo cosen un huevo que fríen un botón, porque así son la mayor parte de los bufetes de abogados, capaces de cuadrar un círculo si hay un cliente interesado en ello.
Me decía que una de las cosas que peor lleva es el tema del horario, "ya sabes, tío, el horario comercial".
"Bueno", maticé, "el horario de un bufete de abogados no es exactamente comercial: es aún más servil".
"¿A qué te refieres?", preguntó.
"A que un comercio tiene un horario y si llegas cuando está cerrado, tienes que volver al día siguiente. En cambio, un bufete de abogados está abierto a cualquier hora que deseen sus clientes, sea de día o de noche. Eso no es horario comercial: es un horario servil y arrastrado".
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