Mi madre me contó ayer que mi sobrina, que tiene tres años y medio, le dijo que el otro día soñó que un dragón verde la estaba molestando en su habitación y que no paró hasta que su padre fue y lo mató.
Se lo estaba contando a mi novia y ella reflexionó sobre lo que molan los críos, con su capacidad para creérselo todo.
Entonces yo le pregunté, puesto que es maestra, que hasta qué edad se lo creen todo; o, mejor dicho, hasta qué edad nos lo creemos todo.
O, maticé muy sutilmente, hasta qué edad creemos en unas cosas, como los dragones verdes y a partir de qué edad dejamos de creer en ellas y empezamos a creer en otro tipo de cuentos chinos como, por ejemplo, las bondades de estar en la Europa del euro.
Sinceramente, prefiero la etapa de los dragones: son mucho menos peligrosos.
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