17 de enero de 2011

Las tiendas del aeropuerto

Tiendas contra la mala conciencia.
Eso es lo que son las tiendas del aeropuerto.
Tiendas que venden sueños en los que me abrazas sin rencores pese a que tuve que marcharme a una reunión ineludible en Suiza en vez de que fuéramos juntos a ver la obra de teatro del niño.
Sueños perfectos, sin el mal sabor que deja la realidad porque la reunión era perfectamente eludible pero, claro, queda mucho mejor decir eso que decir que me importáis tres narices tú y nuestro hijo, que a mí sólo me llena mi trabajo.
Es mejor comprar un sueño que afrontar la realidad.
Mucho más sano y menos doloroso, por supuesto.
Y más noble, si me apuras.
Me preocupo por ellos y no quiero que sufran.
Claro que sí.

Bombones, perfumes, relojes... todo tax free, sin impuestos, sin remordimientos, sin rencores, sin dolor, sin sufrimiento.
No importa que pase más horas sentado en el asiento 4C del avión que en el salón de casa.
Da igual que a mi hijo le sea más familiar la cara de su abuelo que la mía.
Qué más da si dedico más tiempo a leer el correo electrónico del trabajo que los objetivos pedagógicos del colegio de mi niño.
No pasa nada porque nunca le haya dicho "te quiero" a alguien que no fuera mi propio empleo.
En las tiendas del aeropuerto tienen la solución para todo.
No se piensa, no se sufre.
Se compra, se olvida.
Qué felicidad.

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