17 de junio de 2010

Las claves del nudo suizo

Ya pronostiqué un batacazo en este Mundial, aunque no durante la fase de grupos.
Visto lo visto ayer, me reafirmo en mi vaticinio: creo que nos la vamos a pegar, en octavos o en cuartos, no lo sé, pero si todo sigue igual nos la vamos a pegar con total seguridad.
Y el gran responsable para mí, el seleccionador, Vicente Del Bosque.
Junto con otros pequeños e importantes factores, claro está:

- Del Bosque parece empeñado en dejar su huella en este equipo, cosa que les sucede a los entrenadores mediocres.
La España que le dejó en herencia Aragonés era una máquina perfecta.
Pero claro, era obra de Aragonés.
Para que se notara la mano de Del Bosque, había que tocar algo. Busquets es la apuesta, aunque para meterle hay que modificar el dibujo y jugar con dos centrocampistas defensivos, lo que resta potencial al juego de España.
Y mantener un doble pivote cuando se juega con una selección claramente inferior como es la Suiza, cuya apuesta es encerrarse y esperar una contra, es de cazurros.

- Jugar con un único delantero, como hicimos, es otra de las alternativas que maneja Del Bosque.
Tal y como juega España, poner sólo un delantero sobre el terreno de juego es meternos en un embudo.
Y aparte de la congestión que se produce, con dos delanteros en el campo el uno se beneficia de los movimientos del otro, con lo que las alternativas en el ataque se multiplican.

- Otra gran diferencia es el carácter de uno y otro. la discreción de Del Bosque provoca que los futbolistas sean el foco de atención, no como con Aragonés y su show del amigo sexador de pollos, el culo pelao y el colmillo torcido.
En la anterior Eurocopa, era Aragonés el que daba los titulares, no los futbolistas, como sucede en este campeonato.
Por cierto, coincido plenamente con lo que comentó Luis durante la retransmisión del partido.
Por algo le llaman Sabio y, sí, por si hay alguien que piense lo contrario: ganar no es tan fácil.

- Los medios de comunicación, cómo no, también tienen su parte de culpa, con esa campaña de argentinización de la sociedad, en el sentido más peyorativo del término.
Pretenden que vivamos el fútbol como una religión, suicidándonos si llegara el caso, como tristemente sucede en Argentina, país que vive lastrado por su devoción a Maradona.
No somos argentinos, mal que les pese a muchos.
Después del partido, no hubo suicidios. Como mucho, un par de comentarios subidos de tono y hala, cada mochuelo a su olivo y aquí no ha pasado nada (bueno, sí, una reforma laboral de tres pares de cojones pero bueno, como el circo nos distrae, saborearemos este pan escaso y duro que nos prometen a diario...).
Estamos muy idiotizados por el fútbol, pero aún nos queda un peldaño por bajar.
Ese peldaño que los medios de comunicación pretenden que bajemos sí o sí.
No olvidemos que una sociedad aborregada no piensa y una sociedad que no piensa es mucho más fácil de manipular.

- Finalmente, la tremenda falta de humildad con la que hemos encarado este Mundial.
Sinceramente, y siguiendo con los lemas televisivos, nos va mucho más el "podemos" del pasado mundial que el "debemos" que parece subyacer en todos los mensajes de éste.

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