Como si les hubieran regalado el trabajo.
Como si fueran los únicos responsables de todos los males del país.
Como si no hubieran tenido que superar un examen al que cualquiera, si hubiera querido, se hubiera podido presentar.
¿Por qué la mayor parte de la gente no se presenta a una oposición?
Porque se cobra una mierda.
Sí, es un trabajo fijo, pero no se gana dinero (no tanto como en el sector privado) y encima, puedes estar con el sueldo congelado durante años.
Es decir, que puedes llevar 36 años trabajando en la administración pública y ganar 1.400 €.
Por eso casi todo el mundo prefiere el sector privado.
Porque hay más pasta.
Parece también que los funcionarios se tocan los huevos durante toda su jornada laboral.
Y no voy a defender al mal funcionario, por supuesto.
Los vagos, a su casa, con el despido en la mano.
Ni soy funcionario ni, de momento, aspiro a serlo, pero mi chica oposita a maestra y mi suegro se ha dejado más de 40 años entre el Ministerio de Hacienda y el de Educación, con lo que me toca bastante de cerca el tema.
Además, me parece increíble que paguen siempre los mismos cuando, por ejemplo, hay innumerables altos cargos que tienen una cantidad de gastos innecesarios e injustificados, coches oficiales, comidas a costa de todos los contribuyentes, evasiones de impuestos, terceras vicepresidencias o ministerios inútiles que, esos sí, se chupan gran parte de los presupuestos generales.
La reducción en el gasto debería estar ahí, y no en el funcionariado de a pie, que cobra una mierda y paga sus impuestos religiosamente.
Pero claro, es mucho más fácil joder al de siempre, con la connivencia mafiosa de los sindicatos, por supuesto, y seguir fomentando la idea de que todos los funcionarios son unos vagos, unos aprovechados, unos jetas y unos caraduras, como si ese 10% de funcionariado que habría que despedir fuera igual que el 90% restante, tan cumplidor y profesional como los demás que trabajamos en el sector privado.
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