13 de mayo de 2010

Un Atleti campeón

Ayer vi algo que pensé que nunca vería, un Atleti campeón de una competición europea.
Sigo pensando que ha sido fruto de la casualidad y, a no ser que el de la peluca se saque de debajo del gato atropellado que lleva en la cabeza un papel titulado "plan rojiblanco temporada 2009/2010" y nos tape la boca a todos, esto no se volverá a repetir en muchos años.
Porque el equipo sigue lastrado por los piratas que están en el palco, los mismos que corrieron delante de los futbolistas para ser los primeros en recoger los trofeos y hacerse la foto con los chavales.
Que nadie piense que hemos salido del desierto en el que nos metieron los Gil.
Hemos calmado la sed, gracias a que Quique ha traído algo de sentido común al Manzanares pero seguimos bien jodidos y con pocas posibilidades de salvación.

En cuanto al partido, si no hubiese sido un acontecimiento que probablemente mis ojos tarden muchos años en volver a ver, nos hubiéramos ido a la cama en el minuto 8 de la primera parte.
Qué aburrimiento, por favor.
Entre que el Fulham es un equipo cavernícola que practica un fútbol arcaico y aburrido y que el Atleti no se distingue por su capacidad para la elaboración, los bostezos se sucedían uno tras otro de manera ininterrumpida.
Para crónica, la del maestro Iñako, genial como siempre.

Yo me desesperé, como siempre, con Assunçao, un insulto al fútbol y que fue el mejor del Fulham. No vi ni a Reyes ni a Simao, aunque yo también soy de los que opinan que el portugués se saldrá en el Mundial. A Raúl García y a Antonio López les vi demasiado tímidos; el uno apenas tuvo presencia y el otro subió su banda sólo en los últimos 20 minutos.
Me maravilló, como siempre, la frialdad y seguridad de De Gea; si no se tuerce por el camino, qué pedazo de portero hemos encontrado. Me alegré muchísimo por Perea, ese colombiano con cara de buena persona que lleva tres meses disfrazado de central solvente y serio, acompañado por un Domínguez perfecto en todos los sentidos. Otro que, si sigue por este camino, se convertirá en pocos años en uno de los centrales más fiables del fútbol español. Disfruté con cada subida de Ujfalusi, todo un jabato y un profesional como la copa de un pino, que siempre cumple con creces. Me gustaron mucho los minutos que tuvo Jurado, chaval al que le faltan colacaos para jugar un partido entero pero al que le sobra talento para marcar las diferencias saliendo desde el banquillo.
Aluciné con las cosas que hace el Kun con el balón en los pies y, por supuesto, grité como el que más cuando el Uruguayo, todo corazón y compromiso, nos hizo sonreír con algo tan estúpido como es el fútbol.

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