11 de abril de 2010

Trallonar

Cuando uno jugaba al fútbol en el colegio sólo existían tres o cuatro reglas de fácil entendimiento y aplicación, a saber:
- Dentro del área pequeña, sólo vale marcar de cabeza.
- Si las porterías se habían hecho acumulando mochilas, el hecho de que el portero dijera que había sido "alta" simplemente porque él no llegaba a la bola por ser bajito, bastaba para zanjar una discusión sobre si el balón había entrado o no.
- A la hora de elegir un portero, una carrera hasta la portería determinaba quién había tocado el larguero en último lugar. No tengáis dudas: Casillas no es portero por vocación, sino por tener poca capacidad de reacción.
- Dentro del área de grande, no vale trallonar. O no vale tirar a trallón, que es una variante en la redacción de la norma que no afecta a su cumplimiento y espíritu. Todo disparo que lo incumpliera era inmediata e implacablemente anulado, calificado de "trallonazo". Para una definición académicamente aceptada, podemos consultar el término cañonazo.

Trallonar es un verbo de uso prácticamente universal y cotidiano durante los primeros 12 años de vida y que, pasado ese tiempo, deja de utilizarse incomprensiblemente.
La verdad es que este verbo es un buen ejemplo de lo bien que podrían funcionar las cosas si dejáramos que los chavales tomaran decisiones.
Ojo, hablo de los chavales que aún no están intoxicados por la televisión y los videojuegos que, aunque sean cuatro, los hay. Hablo de esos chavales que aún prefieren bajar a la calle a jugar al fútbol con los amigos antes que encerrarse en un cuarto a jugar con la consola.

Esos chavales que cogían (cogíamos) un reglamento de fútbol y lo sintetizaban (sintetizábamos) en cuatro normas de sencilla aplicación, adecuada redacción e inexistente margen de dudas.
Dejo volar la imaginación y pienso lo que podrían hacer con las leyes que (no) castigan a los corruptos, o a los terroristas, o a los violadores, o a los pederastas, o a los maltratadores...
Lo mismo que podrían hacer los juristas si no hubieran perdido todo el sentido común que tenían con 12 años.

No hay comentarios: