15 de abril de 2010

Decápodo a la plancha

Quisiera ser decápodo, así sin especificar, con sus diez apéndices, y a la plancha, por supuesto, que uno tiene una categoría.
Podría haber querido ser un artiodáctilo a la brasa o un cirrópodo al vapor, pero no.
A mí eso no me pone nada.
Tampoco querría ser cefalópodo en vinagreta, ni sipuncúlido al ajillo, ni perciforme al horno o estrutioniforme encebollado.
No me va ese estilo de vida.

Estuve a punto de querer haber sido un macropódido sobre lecho de berros salvajes, o incluso una criptodira confitada, pero lo deseché por exceso de presunción.
Mi siguiente opción fue la de phascolarctidae en su jugo, pero requería demasiado gasto energético y la rodilla ya no la tengo para 90 minutos.
Nunca quise ser esfecisniforme a la piamontesa ni desde luego, carcarriniforme en consomé y además, puedo desmentir categóricamente que se me pasara por la cabeza convertirme en lepórido empanado.

Quisiera ser decápodo, pero no al vapor o alternando en un cóctel. No.
Yo quisiera ser decápodo a la plancha.
Porque si hay algún animal que sea completamente feliz en este puto mundo, sólo puede ser un decápodo a la plancha.

No hay comentarios: