28 de mayo de 2008

Partes privadas

Partes privadas es una película basada en el libro del mismo nombre, cuya finalidad no es otra que la de satisfacer el enorme ego del protagonista de la cinta, el locutor estadounidense Howard Stern.
Stern se convirtió en un fenómeno de masas, logrando ser el locutor más escuchado de toda Nueva York lo que, prácticamente le situó como el locutor más escuchado e influyente de la radio americana.

Su estilo es chabacano y provocador, original y valiente, racista y sexualmente explícito, atrevido y transgresor, para algunos fresco, para otros excesivamente estudiado (no olvidemos que se trata de un papel que representa delante del micro).

Como toda la gente que se olvida de los límites de lo políticamente correcto, es complicado que te deje indiferente.


La película en sí no está mal. No es una gran maravilla pero bueno, se deja ver. O tal vez es porque uno encuentra que los personajes de la peli son demasiado parecidos a los que uno puede encontrar en la vida real.

Y ése es, precisamente, el problema (que a la vez es la ventaja) que tiene la peli, al menos para moi, claro.

He conocido (y conozco) demasiados Howard Stern y demasiados personajes que pululan alrededor de éstos.

Reconozco los decorados, reconozco los diálogos, reconozco los personajes y reconozco las situaciones porque, en mayor o menor medida, yo también las he vivido y sí, aunque pueda parecer increíble, la realidad es mucho peor de lo que cuenta la peli.


Veredicto del Sobaco: interesante, sin más, pero sólo para los amantes del mundo de las ondas, que encontrarán en esta película una buena muestra de lo que uno se puede encontrar entre los micrófonos de cualquier radio del planeta. Egos desmedidos, envidias, mala hostia y, por supuesto, magia y verdad (y no me refiero a lo que se dice) a raudales.

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