27 de mayo de 2008

Ahora sin alcohol, ¿eh?

He tomado una decisión pero, sinceramente, aún no me la termino de creer.
Voy a volver a la universidad.
Va a ser muy triste estar rodeado de niños que aún no habían nacido cuando servidor ya empezaba a practicar el modo de hacer niños nuevos.
Va a ser muy triste sentirse como John Belushi en esas pelis de universitarios ochenteros.
Va a ser muy triste comprobar que, aunque quisiera, la puta Tuna no me admitiría por mayor.
Evidentemente es algo que jamás me plantearía pero aún así, no mola que sea el mundo el que te cierre las puertas.

Menos mal que los camareros de mi facultad siguen siendo los mismos y, por cierto, con una memoria de elefante.
Es posible que se deba a que uno pasó 6 años de su vida acodado en el mismo rincón de la barra durante un mínimo de 4 horas al día.
Por eso cuando, la semana pasada pasé por allí, después de unos cuantos años sin hacerlo, inevitablemente me acodé en el mismo rincón.
El mismo camarero de siempre, con la misma desgana de siempre, se acercó y levantó una ceja, señal inequívoca de que era mi momento para abrir la boca y pedir algo.

- "Una sin", dije yo porque, aunque parezca extraño, dejé de beber hace unos 4 años.
Sin alterar el gesto (hay que reconocer que el tío es un profesional), sacó un botellín de la cámara y me lo puso delante.
Mientras abría la botella, enarcó la otra ceja (la izquierda significa "qué te pongo", la derecha significa que va a hablar).
- "Ahora sin alcohol, ¿eh? Ahora..."

Va ser una vuelta muy dura.

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