2 de mayo de 2008

Fui a una exposición

Madrid 2 de Mayo 1808-2008, un pueblo, una nación.
Así se llama el esperpento. Una exposición absurda, rancia y nostálgica que tergiversa la Historia como sólo los rastreros saben hacerlo.
El evento lo organiza la Comunidad de Madrid, donde la individua que no conocía a Sara Mago mantiene una dictadura camuflada (cada día menos) de democracia, limitando las competencias públicas al máximo para favorecer a sus amiguetes.
Educación, Sanidad y Transporte son los tres pilares básicos de toda sociedad. Los pilares que la tiparraca que construyó el AVE a Guadalajara, haciendo que pasara por los terrenos de la familia de su marido con la correspondiente recalificación (no llega a los 50 viajeros al día, échale), se empeña en destrozar con su gestión fascista y retrógrada.

El penúltimo episiodio es esta exposición, donde nada más entrar una voz en off te dice que estás a punto de ver los acontecimientos que, por primera vez, crearon la unidad como nación.
De la susodicha y sus secuaces uno ya se espera cualquier cosa, pero resulta que el comisario de la exposición es Arturo Pérez-Reverte, un caballero al que admiraba (pretérito imperfecto) por su independencia como articulista.
Pérez-Reverte ha criticado siempre a los que tergiversaban la Historia para arrimar el ascua a su sardina, a los nacionalismos estúpidos que convertían a las gentes en representantes de los correspondientes movimientos.
Le he leído montones de veces llamar hijosdeputa a los que, durante la dictadura, manipulaban la Historia para exaltar las virtudes de lo español.
Por eso me desilusionó enormemente que prestara su nombre para esta mierda fascista, sesgada y, sobre todo, falsa, de un hecho puntual que ni formó la nación ni hostias.

Ni soy historiador ni voy de ello, pero la Historia está ahí para quien la quiera leer e interpretar.
Y toda interpretación puede ser válida si se contemplan todas las circunstancias que rodearon el momento, porque todo hecho histórico es esclavo de su contexto.
Cosa que, evidentemente, no sucede en este caso.
Además, por si fuera poco recochineo, al final de la exposición uno se encuentra la tienda donde, oh, azares del destino, uno puede adquirir el último de libro de Pérez-Reverte que, oh, casualidad, trata sobre el 2 de Mayo.
Ahora lo veo todo claro.
Maldito parné.

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