1 de mayo de 2008

Míster Complacencia

No me hace falta ir al fin del mundo para encontrar una excusa perfecta para dejar de hacer las cosas que tengo que hacer. Me basta la primera que se me ocurre.
He pasado muchos años dejándome llevar por la corriente del río, creyendo que era yo el que manejaba la barca.
He tardado mucho tiempo en darme cuenta que, en el fonfo, uno ve sólo lo que quiere ver.
La desidia y la complacencia son mis apellidos.

Lo sé, es humano, pero no me sirve de consuelo.

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