Mira que intento que los colchones no interfieran en el caminar de esta locura/terapia pero, oye, hay días, como hoy, en los que no puedo.
Mira que hace muchos años que no voy al Calderón para otra cosa que no sea ver a los Rolling y, es más, ni siquiera compro los partidos a través del pay per view. Porque tendrían que cambiarle el nombre por pay per ná o per pasarlo mal y tampoco es plan, que la gente ya tiene sus costumbres y, para un nombre inglés que nos aprendemos, no vamos a cambiarlo.
Por cierto, ¿pay per view estará dentro de las 1.000 palabras con las que te enseñan a hablar inglés?
La cosa va de tradiciones. Los lunes se habla de fútbol. Sí o sí. Te guste o no. Entiendas o no. De fútbol, se entiende (mucho entendimiento empieza a haber aquí)
Se habla. Igual que al día siguiente de la gala de OT se habla de ella, aplicándose los mismos condicionantes que para el fútbol. Te guste o no y blablablá.
Se habla y punto.
Y aunque cada día veas menos televisión y ni siquiera hayas visto el partido, la gala, el programa o lo que sea, se habla.
Somos españoles. No necesitamos saber de algo para hablar.
Si fuera así, en este país reinaría un bendito silencio.
Otra tradición. Día de las peñas en el Calderón. O sea, el rival de turno se frota las manos porque, como mínimo, se van a llevar un empate. Igual que en la Feria del Libro siempre llueve, cuando en el Atleti celebran algo, la cosa nunca sale como uno espera.
Como cuando juntamos un corsé, una prostituta, muchas ganas de mear y un director de periódico.
La cosa nunca sale como uno espera.
Hala, lo que me hacéis decir... si mañana aparezco flotando en el Manzanares ya sabréis a qué se debe.
Para los que os molen las emociones fuertes, aquí tenéis el resumen del esperpento.
Me refiero al del Atleti.
Marranos, que sois unos marranos.
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