28 de febrero de 2012

La independencia del periodismo

¿Cuál es la única manera de que las empresas informativas sean verdaderamente independientes? La independencia económica.
En la situación actual, el periodismo está subordinado a los anunciantes, de modo que nada se puede decir sin su permiso y todo está debidamente controlado.
¿Creéis que un periódico va a publicar alguna noticia que vaya en contra de quien le da dinero? No parece muy lógico, ¿verdad?
Pero claro, esto tiene unas consecuencias nefastas para la profesión. Si el periodismo se subordina a la publicidad, las noticias se convierten en un acompañamiento más o menos vistoso de lo verdaderamente importante: el producto anunciado.

Los periódicos se convierten en una plataforma publicitaria, una sucesión de anuncios que, de vez en cuando, se ven interrumpidos por noticias. O, como dicen en los pasillos de Tetacinco, cuando hablan de su propia cadena, un escaparate comercial en el que, de vez en cuando, hay programas.
Lo primero, por tanto, es el beneficio económico, lógico en toda empresa, pero secundario en una empresa informativa.
El origen de todo esto no es nuevo, pues data del siglo XIX, cuando surge la sociedad de masas y como consecuencia de ella, la prensa de masas.
Ahí fue el momento en el que los medios comenzaron a insertar publicidad y anuncios de manera masiva, rebajando el nivel de los contenidos para llegar a un mayor número de personas. Como los beneficios se dispararon, la táctica se popularizó. Y como no podría ser de otra manera, de aquellos barros, estos lodos.

A día de hoy, el periodismo es servil o mamporrero, en función de si se paga poco o mucho; el prestigo de la profesión está por los suelos, como no podía ser de otra manera.
Una posible solución pasaría por la reordenación del panorama informativo, situando de nuevo a las personas por delante de los otros intereses.
El periodismo es una profesión que se hace por y para las personas; más que un oficio es un servicio, y no debería estar contaminado de ninguna manera.
Para ello, evidentemente, hay que alcanzar la independencia económica, inevitable a día de hoy.
¿Sería posible hacerlo?
No lo sé; lo único que sé es que sueño con unos periódicos en los que no existe la publicidad, cuyos ingresos se obtengan por la venta directa y la suscripción, y en la que la información por y para las personas sea lo único importante.
Lo que me falta por concretar es si sueño con el pasado o con el futuro.

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