14 de febrero de 2012

Gracias, maestra

Dicen que hoy es el día de los enamorados. Para mí (para nosotros), el 14 de Febrero es cualquier día del año. Hoy, sin embargo, parece un día en el que hay que intercambiar algo con la pareja como símbolo de amor.
Bien, aquí estoy.
Ayer, como muchos ya sabréis, se hicieron oficiales las listas de aprobados en la convocatoria de oposición al cuerpo de maestros de primaria de la Comunidad de Madrid, en su especialidad de inglés, aunque en vez de una lista deberíamos hablar de carnicería, crónica de una muerte anunciada o, directamente, de fraude. Es decir, el desenlace perfecto para unas oposiciones irregulares desde inicio.

El caso es que la llevé en coche hasta el instituto donde se examinó, aguantándome la congoja pensando en la cantidad de años que lleva invertidos en esto. ¿Cómo puedo derrumbarme y echarme a llorar mientras tú eres un ejemplo de entereza?
Recuerdo cuando empezamos a salir, cuando quedábamos a las 8 y pico de la tarde, a la salida de uno de los innumerables cursos de formación a los que acudías después de salir del colegio en el que trabajabas. Cursos que servían para acumular puntos de cara a las oposiciones; puntos que, por cierto, ya no cuentan. Encaja eso.
Nos detuvimos en un semáforo y te miré. Te sonreí. A veces los maestros consortes no podemos (o no sabemos) hacer más que eso. Consolamos, sufrimos, lloramos, compartimos, soñamos, comprendemos y abrazamos.
Decimos un "qué hija de puta" cuando nos enteramos de las últimas modificaciones, algunas a pocos días de la fecha del examen. Nos llevamos las manos a la cabeza cuando asistimos, atónitos, a un desfile de ilegalidades continuo sin que nadie, desde la administración central, haga nada. La soledad es la peor compañía del opositor.

Las parejas, familiares o amigos de los opositores lo sabemos y, por eso, algunas veces simplemente estamos, tendiendo los brazos, ofreciendo cariño y prestando apoyo infinito e incondicional.
Recuerdo los sábados que dedicaste a estudiar la titulación de inglés, tu tercera carrera universitaria. Trabajando en un colegio entre semana y yendo a clase después, fines de semana incluidos. Cuántos años y esfuerzo invertidos en este sueño. Toda una vida, diría yo.
Recuerdo la anterior oposición, en la que por fin conseguiste entrar en listas; funcionaria, interina, y a mucha honra. Recuerdo las lágrimas, de felicidad en aquel momento.
Entramos en el instituto y ahí estaba la lista; tribunal 9. Apenas diez nombres anotados debajo. El tuyo no está.

No hay lágrimas, ya no quedan. Después de un año llorando, de rabia, de frustración y de pena, sobre todo de pena, por los chavales, que es por los que se hace todo, ya no quedan más lágrimas.
La sensación es de hartazgo, casi de liberación. No has pasado la primera prueba, el decretazo, el examen del trile, SU prueba para SU gente. Ahora toca descansar, se acabó el sufrimiento. Meses de desprecios y ninguneos han llegado a su fin.

Esta tarde, sin embargo, te levantas corriendo de la mesa, un beso apresurado, "guapo, me voy, que no llego".
- "¿Dónde vas?", pregunto yo.
- "A la preparadora", respondes.
- "¿Para qué?", insisto.
- "Para preparar las siguientes", me dices.

No puedo evitar sonreír. Los maestros sois increíbles. No sé por qué motivo a los súper héroes los dibujan siempre con capa, cuando todos sabemos que visten bata blanca y usan tizas.
Hoy, en el día en el que muchos aún seguirían en el suelo, tú ya estás en pie y mirando al futuro con optimismo, dando una lección más de cómo afrontar la vida. Ése es el verdadero valor de la educación, el que únicamente vosotros podéis transmitir. Ésta es la verdadera excelencia.
Mañana, en la clase en la que apenas te quedan unas semanas de contrato, tus chavales van a hacer una fiesta gastronómica, llevando cada uno un plato típico de su país. Mientras preparo, como maestro consorte, la tortilla de patatas que vas a llevar al aula, no dejo de sonreír emocionado.
Hoy, igual que siempre, pero con un poco más de intensidad, sólo puedo decir una cosa: gracias, maestra, en mi nombre y en el de todos los alumnos de la escuela pública.
Te quiero.

Pd: Your time will come... sure.

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