22 de diciembre de 2011

Historia de un alemán

Historia de un alemán (Memorias 1914-1933).
Título original: Geschichte eines Deutschen (Die Erinnerungen 1914-1933) (2000).
La siguiente reseña corresponde a la 1ª edición, de Noviembre de 2001.
Editorial: Destino.

Sebastian Haffner estructura esta Historia de un alemán en tres partes: un Prólogo introductorio, una segunda parte titulada La Revolución y una tercera, llamada La Despedida.
En estas tres partes se van entrelazando dos historias: la del propio autor y la de su Alemania natal. Haffner asiste como niño al estallido, desarrollo y desenlace de la 1ª Guerra Mundial; como adolescente universitario al creciente ascenso del nazismo y como adulto concienciado y cabal, a la normalización y extensión del terror nazi dentro de la sociedad alemana.

Veredicto del Sobaco: esta Historia de un alemán, que he leído por recomendación de mi profesor de Historia de la Comunicación Social, no es una lectura fácil por tres motivos. El primero, por la forma; las memorias nunca son fáciles de leer y en este caso, algunos párrafos resultan especialmente densos. El segundo motivo es por la alternancia de las historias: a mi juicio, la historia de la transformación de la sociedad alemana es la verdaderamente interesante, mientras que la historia personal del autor me sedujo menos. El tercer motivo que hace difícil la lectura es la propia historia; Historia de un alemán es una historia real y, por tanto, terrorífica. La narración del ascenso y consolidación del nazismo por parte de un testigo de excepción, que asiste boquiabierto a la normalización del terror, a la incorporación de la amenaza a la cotidianeidad y a la pasividad de la mayor parte de la sociedad. Es esa pasividad de la sociedad alemana, extensible al resto de la Humanidad, la que horroriza y, por tanto, hace difícil la digestión de Historia de un alemán.
¿Por qué, quienes nos consideramos personas normales, permitimos que quienes no lo son impongan sus criterios sobre los nuestros? Sebastian Haffner no responde a este interrogante; supongo que encontrar una respuesta está en manos de cada uno de nosotros. Lo que nos ofrece él, sobre todo en la segunda parte del libro, la más demoledora, La Revolución, es todo tipo de excusas que las personas normales elaboramos para no enfrentarnos a quienes no lo son. Tras reflexionar sobre el interrogante anterior, la respuesta inevitable debería ser un encogimiento de hombros acompañado de un "no lo sé". Dejemos de poner excusas y enfrentémonos a ellos: es nuestra obligación moral.

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