24 de septiembre de 2011

Información, veracidad y propaganda

Reflexionaba ayer la periodista Ángeles Caso, en los micrófonos de la Cadena Ser, en el programa Hora 25, sobre las tentaciones que siempre han rondado al poder para controlar la información, señalando que "en Madrid y Valencia lo han conseguido".
Según el Artículo 20, apartado d, de la Constitución Española de 1978, "se reconoce y protege el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión".

Veamos, por ejemplo, cómo se comunica esa información veraz en el caso de Telemadrid, al referirse a unos supuestos incidentes provocados por manifestantes indignados a favor del 15-M.
Veraz, veraz, lo que se dice veraz, esta información tampoco lo es mucho.
Además, se basa en unas imágenes publicadas en El Mundo, otro medio que se caracteriza por las informaciones veraces que publica; aquí, un reciente ejemplo de veracidad informativa.
Telemadrid, lejos de tirar de las orejas a la rigurosa y profesional periodista, recompensa los servicios prestados con una subdirección de informativos.
Podemos imaginar que los informativos de Telemadrid, sectarios y propagandísticos desde que el Partido Popular los utiliza para sus propios intereses, seguirán por la misma senda de veracidad por la que discurrían.

En Valencia la veracidad se mueve por los mismos derroteros que en Madrid.
Allí también agradecen los servicios prestados y recompensan a los periodistas mamporreros con elevados cargos en los instrumentos de propaganda.
Veracidad es el irónico nombre del nuevo periodismo que se practica en los medios públicos valencianos y madrileños.
Manipulación es su primer apellido.
Tergiversación es el segundo.
La falsedad es la madre y el interés, el padre; ambos, residentes en Madrid, Calle Génova 13.

En vista de lo rentable que resulta la propaganda, pseudónimo de la información veraz popular, los demócratas que forman parte del Consejo de Administración de RTVE, votaron a favor de una orden que permitía ejercer la censura previa en los informativos.
Como atentado democrático, yo le daría un 9,4.
Este intento de control de la información, que sale adelante con los votos de los populares, a quienes, por cierto, no parece importar mucho que se les vea el plumero (el cual no es muy demócrata), y la abstención de PSOE, ERC, CIU y CCOO (cuatro conchabados plumeros más al descubierto), sólo cuenta con la oposición de UGT e IU.
No es por nada pero, cuando se trata de salvar la dignidad de la democracia, Izquierda Unida suele dar siempre la cara; al césar lo que es del césar.
Es curioso que cuando estas cosas suceden en otros países que no son tan democráticos como nosotros, nos llevamos las manos a la cabeza.
Aquí, no; aquí somos todos muy modernos y muy demócratas y no nos escandalizamos por nada: todo está bien, sólo era un bromazo, hay que ver cómo os ponéis, venga, va, happy-happy, que empieza un Madrid-Barça.

El asunto fue tan escandaloso que tuvieron que rectificar a marchas forzadas.
¿Dimisiones? Sólo una, imagino que motivada por un ataque de dignidad tardío.
Lamentablemente, este intento de legalizar la censura o, mejor dicho, de volver a establecerla, no será el último.
De hecho, hace unos meses ya lo intentaron, curiosamente, los mismos demócratas populares que defienden la veracidad y pluralidad informativa por encima de todas las cosas.

¿Próximo capítulo?
A partir del 20-N, cuando el círculo se cierre de nuevo sobre este intento de democracia que no ha durado ni cuarenta años y la veracidad, el rigor, la independencia, la pluralidad y la libertad sean elementos informativos pertenecientes a un pasado remoto, los demócratas populares nos enseñarán el significado de la palabra información cuando está controlada por el poder.
Propaganda.

Pd: Si queréis saber cómo será este país dentro de unos meses, leed la maravillosa y sobrecogedora 1984 de George Orwell.
Daos prisa.
Hacedlo antes de que lo prohíban.

La imagen que acompaña este artículo procede de esta página

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