24 de enero de 2011

Liposucción televisiva

Enchufamos el decodificador para la TDT y comenzó la búsqueda e instalación de canales.
Cuando terminó, teníamos 35 potenciales puntos de entrada de caca en el salón de casa.
Demasiados, evidentemente.
Y más en esta Comunidad de Madrid, cuyo lema es sumando para los míos y restando a todos, donde la mayor parte de las concesiones se hicieron de manera digital, o sea, a dedo, a empresas religiosas o fascistas que comulgan con la misma doctrina que la individua que no conocía a la escritora Sara Mago.

Eliminamos todos estos canales de intoxicación y nos quedamos con 15.
Estamos pensando en continuar con la operación bikini y reducir la oferta todavía más.
Al fin y al cabo, nuestro uso de la televisión se limita al de un electrodoméstico más, para ver películas y series, y no como medio de información.
O de intoxicación, mejor dicho.
Sobre todo en esta Comunidad de Madrid donde la propaganda se traviste de información al servicio de sus dueños.

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