23 de diciembre de 2010

Paleontólogos descubren en España un fósil de constructor que no pagaba en B

El hallazgo se ha producido en el litoral levantino. Supone un descubrimiento histórico que permite entender la evolución del sector urbanístico ibérico.
Después de las primeras pruebas que se le han realizado, se han podido datar los restos en torno a 1950.

El descubrimiento se ha realizado, curiosamente, en unas obras en la zona de Playa Paraíso, en La Manga del Mar Menor. Mientras una excavadora retiraba escombros y basura, entre los que se podían encontrar numerosos restos arqueológicos, han aparecido los huesos.
La obra, ubicada en los únicos 3 metros cuadrados que quedan sin edificar en la zona y donde se van a levantar cuatro torres de 56 pisos cada una, ha sido detenida por el capataz para descansar y comer en 5 minutos (y ojito con tardar 6, que os vais todos a la puta calle) y, al hacerlo, ha descubierto los restos dentro de la pala de la excavadora.

"La gente tira mucha mierda pero, como he visto que aún conservaba un anillo de oro en uno de los dedos, he llamado a mi primo el concejal (de urbanismo, claro, si fuera un maricón de los que están en cultura no le querría para nada) para que le echara un vistazo por si podíamos sacar algo", admitió el descubridor a micrófono cerrado para después preguntar si este tipo de cosas "se pagaban de alguna manera" y, al enterarse de que no recibirá ningún tipo de gratificación, masculló entre dientes que "vaya una puta mierda, si lo sé, lo mando a tomar por culo".

Según los antropólogos que han realizado los primeros estudios, este ejemplar, afortunadamente ya extinto, se caracterizaba por hacer contratos indefinidos a sus trabajadores, abonarles un salario según su cualificación y experiencia, proporcionar todos los elementos necesarios para minimizar los accidentes laborales, tratarles con respeto, entender sus necesidades y, en la medida de sus posibilidades, atenderlas.
"Un organismo muy peligroso", según el que fuera concejal de urbanismo de Benidorm.
"Menos mal que ya no existe", declaró un constructor murciano de 52 años sin quitarse el palillo de la boca.
"Ese bicho era un marrano; ni siquiera le consideraría un ser humano", sentencia un empresario de Torrevieja mientras camina entre los quince bemeuves que afirma haber pagado a tocateja.
"Sentí un escalofrío cuando me enteré de lo que era capaz de hacer", confesó un capataz.

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