22 de diciembre de 2010

Ley Sinde: sin votos, pero sin vergüenza

Cuando los políticos dejan de estar al servicio del ciudadano y se ponen al servicio de intereses empresariales o, peor aún, particulares, mal vamos.
Que esto suceda en el seno del PP es algo entendible, asumible y esperable.
Los que sobrevivimos en la Comunidad de Madrid sabemos perfectamente de lo que hablamos.
Servicios públicos entregados a empresas de amiguetes
para que apanden a sus anchas a costa de la dignidad de los trabajadores y los usuarios.
Y ojo, que no hablamos de tiendas de zapatos, sino de Educación, Sanidad, Transporte y Servicios Sociales, patas fundamentales que sostienen el banco del Estado del Bienestar.
Estado del Bienestar que, por otro lado, cada vez está más reducido a unos pocos.

Que esto mismo suceda en el PSOE tampoco debe sorprendernos.
Después de tantos años de felipismo, cuando los supuestos socialistas nos vendieron a los trabajadores con la inestimable colaboración de los sindicatos, uno ya no se sorprende de las prácticas neoliberales de la mayor parte de estos personajillos.
En este caso, sin embargo, la práctica es, además de liberal, indudablemente fascista.
Lo que permitiría esta ley sería el cierre de páginas web sin la debidas garantías judiciales; bastaría el dedo inquisidor de los señores (ejem) de la SGAE, por ejemplo para que la libertad de expresión (un derecho fundamental recogido en la Constitución Española) quedara vulnerada.

Mis primos sociatas lo justifican desde su demagogia habitual, diciendo que si protegemos más los ladrillos que las ideas, nuestros jóvenes estarán condenados a seguir fabricando ladrillos.
Ellos, los defensores de los jóvenes, a los que defendieron cuando autorizaron la creación de las Empresas de Trabajo Temporal y a los que ahora quieren encadenar hasta los 67 años con unas condiciones laborales cercanas a la esclavitud.
Esto es el zapathatcherismo, una política que firmaría el mismísimo Ánsar un día que estuviera especialmente nostálgico.
El PP y el PSOE, ambos neoliberales y mismo perro con diferente collar, actúan sin vergüenza y con total impunidad y, encima, utilizan términos como compromiso social o defensa de derechos, que les quedan muy grandes.

¿Cuánto más hace falta que nos tomen el pelo para reaccionar?
Si votas por ladrones, no te quejes cuando te roben.
Reacciona y actúa.
Ya.

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