10 de octubre de 2010

El problema de los gitanos

Uno de los mayores problemas que tiene la sociedad es el de los gitanos. Y no hablo de los rumanos, que también son un problema gordo, sino de los nacionales.
Esos que reciben todo tipo de ayudas y, en cambio, no devuelven absolutamente nada.
Porque siguen sin cotizar en la Seguridad Social y sin hacer declaración de renta.
Porque siguen enganchándose al suministro eléctrico tirando un cable de cualquier manera desde la farola más cercana.
Porque siguen vendiendo el cobre, obteniéndolo de las tuberías de los pisos de protección oficial que se les asignan o del alumbrado de las carreteras de circunvalación (hay tramos de la M-40 en los que no se ve absolutamente nada).
Porque siguen haciendo lo que les sale de las narices.

No quiero ni pensar en la cantidad de dinero que se ha invertido en ellos, en educación y en inserción.
¿Para qué? Para nada, porque si se ha conseguido que un 5% de la población gitana de este país se integre en la sociedad, ese porcentaje es prácticamente despreciable en relación a todo el dinero invertido.
Porque mis primos tienen trabajadores sociales que van chabola por chabola despertando a los niños para que vayan al colegio.
Y no sólo eso, sino que los padres reciben dinero para que sus hijos vayan a clase. O sea, lo que es obligatorio para los demás, ellos lo tienen bonificado.

Una vez en el colegio, todas las becas y ayudas son para ellos, claro.
Porque la droga y la chatarra dan para comprarse cuatro Mercedes pero no para que el niño pueda pagarse el comedor del colegio.
O el transporte. O el material.
No, claro que no.
Eso que lo paguen los payos.

Los colegios a los que van son trampas mortales para los profesores.
Existen listados donde se incluyen los peores colegios de la Comunidad de Madrid.
Qué casualidad que siempre figuren los centros donde van los gitanos en esa lista.
Profesores agredidos y amenazados de muerte, con sus coches destrozados y sus cabellos llenos de los escupitajos de estos delincuentes en potencia.
¿El resultado? Bajas por depresión y que corra la lista hasta el siguiente interino para, una semana después, repetir el mismo proceso.

¿Y qué respuesta da la administración pública?
En esta maldita Comunidad de Madrid se frotan las manos, claro.
Forma parte de su estrategia para cargarse todo lo público.
El colegio concertado, habitualmente religioso, recibe dinero público, pero en cambio, no recibe gitanos ni inmigrantes, a no ser que sean hijos de los embajadores porque esos sí me interesan, por supuesto.
Toda la mierda va para la pública.
El dinero para educación se reparte entre los concertados y los públicos pero claro, como hay muchos más colegios concertados (el gran error de la LOGSE) que públicos, la educación recibe menos dinero.
Menos dinero y toda la mierda, una combinación cojonuda para los intereses de los desgraciados que campan en la Comunidad de Madrid.

Con los gitanos yo aplicaría la política que los Reyes Católicos propugnaron en su momento: conversión o expulsión.
Adaptaría el lema a la actualidad y lo dejaría en un inserción o cárcel.
Les cortaría el grifo de las ayudas y las destinaría a la gente que sí se las merece.
Les impondría las mismas obligaciones que a los demás: trabajo legal, cotización a la seguridad social y declaración de renta.
Quien no cumpliera con estos deberes no podría disfrutar de los derechos.
Quien incumpliera la ley, a la cárcel.
Y con los mangutas de la Comunidad de Madrid, lo mismo.
Y encima se revitalizaría el sector de la construcción porque no iba a haber cárceles para todos.

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