24 de septiembre de 2010

Cultivando membrillos

La estupidez creciente y aparentemente infinita de los reporteros de televisión no deja de sorprenderme.
Ayer, en la sección de España Directo en la que se desplazan a un restaurante para enseñar cómo hacer un plato, la receta elegida era crujiente de morcilla con membrillo.
La reportera, ni corta ni perezosa, dijo que era una muy buena manera para que los niños comieran fruta (supongo que se referiría al membrillo, no a la morcilla) y también morcilla, que es algo muy sano (la morcilla, no la fruta) y que, como todo el mundo sabe, su consumo está recomendado por los médicos como parte fundamental de una dieta equilibrada y sana.

De lo sucedido me maravillaron varias cosas.
La primera de ellas, la receta en sí, que me pareció una manera muy curiosa de cargarse una estupenda morcilla.
No es que yo sea el típico berzotas que es incapaz de innovar en la cocina, pero sí me fastidia cuando esta innovación va de la mano de la gilipollez.
La segunda, los comentarios de mi prima, que no son graves en sí, sino por lo que llevan asociados.

Ponerse detrás de un micrófono implica cierta responsabilidad, sobre todo porque hay mucha gente que sigue utilizando "esto lo he escuchado en la radio" o "esto lo han dicho en la tele" para legitimar cualquier comportamiento y actitud.
Los medios de comunicación, continuando con su búsqueda desesperada y a toda costa de la audiencia, fin que les justifica todos los medios, han dejado al margen la responsabilidad, la ética y la profesionalidad, dándole un micrófono a caraduras, chocholocos, cuentistas, delincuentes e indocumentados y consiguiendo, por ejemplo, que la opinión de Belén Esteban sobre la gripe A tenga mayor peso social que la de un catedrático de medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Por supuesto, todo obedece a una estrategia.
Cuanto más ignorancia e incultura exista en la sociedad, más fácilmente manejable será.
Si quien dice las cosas en la radio o en la tele tiene un perfil muy bajo, quien lo escucha y lo cree a pies juntillas se contagiará de ese perfil.
La gente deja de pensar por sí misma porque ha perdido la capacidad para ello.
El medio de comunicación, que tiene sus propios intereses ecnómicos y políticos detrás, se frota las manos porque el gato ya está en la guantera.
El problema no es la receta del membrillo de ayer.
El problema es la cantidad de membrillos ciegos, sordos y mudos que han creado con la vieja receta de la propagación de la ignorancia.
Y así nos luce el pelo, claro.

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