5 de agosto de 2010

Imagen de discoteca

Ayer incorporé un nuevo concepto a mi vida.La definición de "imagen de discoteca" como profesión.
Sé que mi vida hubiera podido seguir siendo igual de vacía o de plena sin el término pero, en muchas ocasiones, uno no les puede dar a sus oídos la opción de elegir lo que escuchar.
Si tuviera la capacidad de plegar mis orejas de tal modo que quedaran cerradas sobre sí mismas a modo de empanadilla japonesa, conseguiría evitar oír gran parte de las gilipolleces que esta sociedad de mierda lanza al aire cada día.
Pero no tengo esa capacidad, para mi desgracia, por lo que debo escuchar según qué cosas cuando estoy en según qué ambientes.

Acabábamos de terminar de jugar un partido de fútbol contra un grupo de veinteañeros que son compañeros de gimnasio de uno de mis colegas, anclado mentalmente en los 15 años (mi colega, no los chavales), y me estaba dando una serie de explicaciones sobre uno de los niñatos que, por cierto, habían jugado el partido sin camiseta.
Debe ser cosa de la edad y consecuencia de haber estado escuchando mierda sobre el culto al cuerpo durante veinte años.
Lo de jugar sin camiseta, digo.

En fin.
Mi colega, que, por cierto, también había jugado sin camiseta (¿dije anclado en los 15? Digamos que mi sobrino, que tiene 6 años, tiene más madurez que él), me contaba que uno de los niñatos había jugado especialmente bien porque su novia, también de 20 años, estaba viéndole.
"Una chica que es imagen de discoteca", añadió.
"¿Imagen de qué?", pregunté yo que, en estas situaciones me siento como Paco Martínez-Soria en La ciudad no es para mí.
"Una tía que está muy buena y a la que la discoteca paga para que se ponga mona y esté allí", explicó.
Me quedé patedefuá.

Vayamos por partes, que aquí hay miga.
En primer lugar, con 20 años no se tiene novia.
Como mucho, se tiene una pareja con la que se folla con regularidad.
La palabra "novia" implica respeto, admiración, compañerismo y amor, conceptos ausentes en el 99.99 % de los niñatos de 20 años adictos al gimnasio de los que estamos hablando.
Tampoco es que yo sea un experto en este tipo de seres, pues no tengo contacto directo con ellos (ni ganas, por supuesto) y me guío únicamente por la observación de este tipo de fauna pero, vamos, sé que no me equivoco.
O mejor dicho, es posible que me equivoque pero es altamente improbable.
Igual que sería encontrarnos a la Esteban en la lista de candidatos al Nobel de Literatura.
Posible, pero improbable.

En segundo lugar, si la discoteca te paga como imagen para que te arregles y luzcas palmito, según mis cortas entendederas, estás sólo un escalón por debajo de las putas, ¿no?
Vamos, que si el día de mañana los de la discoteca te pagan para que, además de estar allí súper arreglada y luciendo tipín, te saques una teta de vez en cuando, pues se hace y punto, ¿no?.
Y suponiendo que la paguen con dinero porque lo mismo le hacen una recarga en el móvil y ella da palmas con las orejas.
Porque somos así de modernas.
Y de modernos, porque ellos son iguales.
Podríamos tirar a la basura a todo este grupo de niñatos veinteañeros que sólo piensan en el gimnasio y en el feisbuc y la sociedad no se resentiría en absoluto.
Total, la mierda ya está suficientemente bien representada.
No nos hace falta más.

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