Relato autobiográfico en el que Henry Miller nos cuenta en primera persona cómo era el París de los años 20 y 30, centrado en el ambiente bohemio y artístico del que se rodeaba.
Un relato decadente y escandaloso para la época en la que fue escrito (1934).
Artistas y prostitutas desfilan por las páginas del libro, entrelazando sus vidas tan solo en la cama, sin llegar a cruzarse en otros lugares.
Relato frío y superficial sobre las relaciones humanas.
Veredicto del Sobaco: decepcionante. No puedo encontrar mejor adjetivo. Tenía muchas ganas de leerlo y, aunque las primeras veinte páginas fueron bastante prometedoras, el libro se fue desinflando y no poco a poco, sino de manera tan vertiginosa que cuando llegué a las 50 páginas me empezaron a entrar ganas de abandonar la lectura, salir a por tabaco y no regresar nunca más a este trópico tan poco cautivador. Tal vez es que yo iba con las expectativas muy altas. O tal vez es que mis circunstancias no son las más apropiadas para apreciar las indudables virtudes del libro. Es posible que sea un libro para veinteañeros solteros o para cuarentones frustrados. Supongo que si me encontrara en una de las dos situaciones hubiera podido empatizar con el autor, que es el protagonista de la obra, por otro lado. En cualquier caso, creo que este libro goza de excesiva popularidad entre la comunidad cultureta. Me recordó a otro que tampoco me gustó, Rayuela de Julio Cortázar, curiosamente, otro libro de cabecera de esa misma comunidad. Supongo que, en el fondo, debería alegrarme por el hecho de que ninguno de los dos me haya llegado.
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