21 de abril de 2010

Frankenstein

Un científico ávido de conocimiento traspasa los límites de lo éticamente correcto y crea una criatura sensible y consciente pero de aspecto repulsivo a la que libera con la esperanza de que muera y así su horror ante su propia creación desaparezca también.

Sin embargo, la criatura no sólo no muere, sino que intenta integrarse en la sociedad, experimentando así el rechazo por su grotesco aspecto. Este sentimiento generará en la criatura una respuesta en forma de furia destructora dirigida hacia su propio creador, Victor Frankenstein.

Veredicto del Sobaco: siempre me han enternecido los personajes diferentes que, por una u otra causa, son tratados injustamente. El caso de la criatura creada por Frankenstein, cruelmente llamado monstruo, es un buen ejemplo. La naturaleza de la criatura es bondadosa pero, a la vista de que el mundo responde siempre con rechazo, miedo y repulsión ante sus torpes intentos de aproximarse a él, se ve obligado a cambiar su actitud, utilizando la furia como vía por la que expresa todo su dolor contenido. La novela de Mary Shelley nos presenta una interesante reflexión acerca de la bondad y la maldad, la apariencia y la realidad. El libro es, por supuesto, muy recomendable, aunque no apto para aquellos que busquen pasar simplemente el rato, pues invita a pensar entre línea y línea.

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