Una de las desventajas de este progreso tecnológico a veces tan desalmado, alienante, superfluo y ridículo, es cuando ese profesor de ortografía y gramática conocido como Corrector de Word repasa la despedida que mi amigo García añadió en el correo electrónico que dirigió a la jefa de Recursos Humanos de una empresa en la que trabajé hace un tiempo, da por buena la frase "un salido, García".
Después, ponte a explicar que en el teclado la i está muy cerca de la u, que ya no hay quien te quite el mote, que te quedas para los restos con el apelativo de "El salido de García".
Y luego, si tienes huevos, intenta aclararlo en casa.
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