13 de enero de 2010

2001 una odisea del espacio


El monolito, los primates golpeando huesos, las notas de Así hablo Zaratustra y la nave espacial.
Aunque uno no haya visto la película, estas imágenes forman parte de lo que se llama imaginario colectivo, ese conjunto de recuerdos y convenciones casi universales que hacen que, cuando pensamos, veribigracia, en el típico cowboy de las películas, John Wayne acuda a nuestra mente.
Seguro que también habremos escuchado hablar de Hal 9000 y sus maniobras conspiratorias contra los humanos.
Hablamos, sin duda alguna, de una de las películas más legendarias y revolucionarias de todos los tiempos. O eso dicen los libros de cine.

Veredicto del Sobaco: estéticamente inmejorable, con una fotografía maravillosa y una ambientación fabulosa, la película cojea terriblemente por la parte narrativa donde, por mucho simbolismo que se la quiera buscar, el resultado es un tostón infumable en el que Kubrick, pesado donde los haya, se recrea hasta la saciedad en planos que lo único que hacen es enlentecer un ritmo insoportablemente tedioso ya de por sí. La película tiene, como ya he comentado, unas virtudes fantásticas pero, desde luego, a nivel narrativo deja mucho que desear. Y sinceramente, para que una película pueda ser considerada una obra maestra, debería ser una historia atemporal y perfectamente redonda, y no un producto de su época que caduca al darle la última calada al canuto que se empezó con los primeros acordes del The end.

No hay comentarios: