10 de julio de 2009

La puta realidad

¿Aceptas este contrato leonino como tu legítimo dueño y a esta empresa como tu única señora y a este jefe como tu único dios?
Qué remedio...
¿Prometes amar y respetar a la empresa, en la salud y en la enfermedad, sin decir "esta boca es mía" y poniendo siempre buena cara aunque te vayan a meter un rabo impresionante, todos los días de tu miserable vida hasta que un buró-fax os separe?
Obligao te veas...
Y así firmas este contrato con tu sangre y rubricas con tu sudor para que, por la autoridad que me ha sido conferida, yo os declaro esclavo y amo... puede empezar a putearle cuando quiera.

No hay comentarios: