10 de diciembre de 2008

Batallitas de juventud

10 de la mañana de un día frío, muy frío... gélido.
Reggie, el Gato de Estrecho, de portero y quien piense en el que enseñó a Casillas todo lo que sabe, se equivoca.
Éramos tres para tres. Nosotros contra la Sombra, el Patata y el Garrucho, los Hermanos Dalton de Avenida del Bronx, el terror de los Latin Kings.

Uno de ellos, no recuerdo quién, creo que fue Garrucho, tiró a puerta, todo hay que decirlo, de manera ilegal, porque fue a trallón y, si mal no recuerdo, de puntera.
Sabíamos el desenlace antes de que el balón llegara a la portería.

Como si de un episodio de Campeones se tratara, por nuestras cabezas cruzaron imágenes en las que se veía a Reggie, en diferentes porterías, dando pases de pecho a lo José Tomás a todos los balones que llegaban al área, para luego mirarnos con cara de "tío, era imposible llegar a esa bola".
Pero ese día no fue así.
Creo recordar que fue algo parecido a esto (Marsellesa incluida).

Reggie no se apartó de la pelota ese día.
La paró junto al palo, con dos cojones.
Bueno, con uno en concreto.
Creo que fue el derecho.
Es el momento de recordar que hacía mucho, mucho frío.
Fue el nacimiento de un héroe, una leyenda.

En próximas entregas... el gol olímpico del Dolce, la chica de la curva y otros mitos urbanos y no te pierdas nuestro fantástico dvd interactivo "aprende a cabecear con la gorra puesta".

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