13 de junio de 2008

Enamorado de la vida

Viajé al pasado y, cuando me harté del blanco y negro, inventé el technicolor.
Recorrí el mundo en tren eléctrico, navegué en un flotador con cabeza de pato (de color amarillo, of course) y conduje un troncomóvil tuneado con llamaradas alrededor de las ruedas.
Me colé en el Metro todas las veces que pude y todas termine perdiendo mi tren.
Recogí cacahuetes en la selva de Almería. No me gustó. Prefiero que me los lancen.

Encendí la tele y tuve que llamar a los bomberos. Trajeron más gasolina.
Perdí mis llaves en el fondo del mar y olvidé cómo salir de mi casa. Menos mal que tú estabas allí conmigo y pudimos atrancar la puerta.
Bailé un tango en un concierto de los Rolling. Keith Richards lleva fatal y pisa mucho.
Mi dedo meñique salió a comprar un huevo, el anular lo frió, el corazón le echó sal, el índice se lo comió y el gordo se quedó con un palmo de narices.
Hoy, como (casi) siempre, enamorado de la vida aunque a veces duela.

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