Hace unos cuantos años, cuando yo empecé en esto, existía una clara diferenciación entre dos conceptos básicos en el periodismo: la información y la opinión.
La información es la que es y no se puede cambiar, por mucho que te pueda gustar o no. "Estamos en primavera".
La opinión es totalmente particular y aquí vale todo, ya que responde a las ideas del que firma. "A ver si llega pronto el invierno porque estoy con una alergia que me muero".
A día de hoy, información y opinión se solapan sin ningún tipo de rubor, entregándose a una orgía de demagogia y sinsentido que está acabando con el dudoso prestigio que tenía el periodismo.
Porque ahora ya no vende contar una noticia. Lo que importa es contarla como la queremos contar.
Nos debemos a nuestros lectores y les ofrecemos lo que ellos quieren leer.
Hace unos años, uno sabía del palo que iba el periódico que leía gracias a las secciones de "editorial" y "opinión", donde se plasmaban las ideas de ese diario, separándolas del resto de la información.
Ahora, estas dos secciones han crecido hasta intoxicar el resto de las páginas del periódico.
Información u opinión, qué más da. Lo que importa es meterle palos al gobierno o a la oposición, según del pie que cojeemos.
A veces, muchas más de las que me atrevo a reconocer, esta profesión me produce náuseas.
Y si los periódicos dejaran de regalar películas, libros, reliquias incorruptas de San Apapucio, tangas comestibles, magdalenas para el desayuno o el tornillo mongstad que te hace falta para terminar tu dormitorio leksvik, los dueños de los mismos comprobarían que sus panfletos no los compran ni los familiares de los redactores.
Y hablo de comprar, no de leer, ojo.
Que podemos ser tontos, pero no nos gusta que nos traten como tales.
Al menos, a la mayoría.
A los otros, a los que leen estas cosas y se las siguen creyendo a pies juntillas, habría que enviarlos muy lejos del planeta, con poquita agua y menos comida, en una nave en la que irían ellos y los que han redactado la noticia.
Para que dejaran de tocarnos los huevos a todos los demás.
1 comentario:
Hay que ser muy selectivo con lo que se lee y lo que se deja de leer. Yo intento leer (y leo) un poco de todos los lados, pero rápidamente me doy cuenta de que para informarse lo mejor es El Jueves.
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