La novia puta

Me ha venido a la cabeza, vaya usted a saber por qué extraño motivo, una historia de amor cuanto menos atípica.
Un amigo de un amigo es el protagonista. En este tipo de historias, la relación siempre es en segundo grado. Si no, no resulta creíble. No es lo mismo decir "pues un amigo mío se encontró el pasado fin de semana a la chica de la curva" que atribuir esa misma historia a "un amigo de un amigo". La lejanía siempre aporta credibilidad.
El caso es que el chaval en cuestión, al que llamaremos Fulanito De Tal no por nada, sino porque es su nombre (incrementando el nivel de credibilidad de la historia), un buen día se echó novia. Y por esas casualidades que tiene la vida, llegó a oídos del resto de los amigos de la siguiente manera.

- ¿Sabes que Fulanito se ha echado novia?
- Hombre, ya era hora... se habrá cansado de ir de putas...
- No te lo pierdas. Que su novia es puta.
- Pero... ¿puta puta?
- Sí, sí, puta puta.
- Ahí va, qué fuerte...

Superado el primer momento de chock, llegó la segunda fase. Esa fase tan ibérica que puede prolongarse en el tiempo hasta que las ranas críen pelo. El cachondeíto.

"Pues en cuanto les vea les pienso preguntar que cómo se conocieron"
"Oye, Fulanito, ¿a qué se dedica tu novia?"
"¿Irá a buscarla a la salida del trabajo? Hola, cari, ¿qué tal el curro? Si dice que le ha ido mal, mosqueo al canto pero, imagínate si le dice que le ha ido bien, ¿seguirías preguntando para que te cuente su día? Porque a lo mejor escuchas cosas que no quieres escuchar. Por no hablar de las comparaciones, claro."
"Y si se ven a la salida del curro, ¿cómo le dice él que si van a echar un polvo? ¿Le enseña un billete de 50 euros?"

Está claro que no estamos preparados para vivir una historia tipo Pretty Woman en la realidad. Sí, en el cine queda muy bien y es súper chachi pero, en la vida real, Julia Roberts siempre sería la novia de Fulanito.
¿Quién? ¿La puta?
Sí, sí. La puta.