4 de febrero de 2008

La juventud ya no es rebelde, sino estúpida

Llevo unos días ligeramente alterado por un pensamiento que me ronda la cabeza. Será la falta de costumbre. Me refiero a que me ronde algo por la cabeza, no a la alteración, claro.
Y lo que me ronda es lo siguiente: se nos ha globalizado la música.
Me explico. Apenas hay diferencia entre lo que escucha un chaval de 15 y otro de 40.
Hace unos cuantos años, servidor escuchaba un tipo de música que mis padres no habían escuchado en su vida. Y ni falta que hacía, por otra parte. Nada puede haber más horrible, en esa edad en la que uno empieza a buscarse a sí mismo, tarea que puede durar toda la vida (la de buscarse a uno mismo, digo), que coincidir en gustos con nuestros padres. Joder, si ellos no han sido nunca jóvenes, qué van a saber de música, que les sacas de Los Panchos y se pierden enseguida...
Y ese tipo de música, macarra y reivindicativa, ayudaba, entre otras muchas cosas, a que el tópico de que la juventud ha de ser rebelde, siguiera teniendo vigencia.

A día de hoy, cómo no, las cosas han cambiado. Y a peor. Y en este caso no es una nostalgia estúpida por el pasado. Porque sí, es cierto, nosotros crecimos sin teléfono móvil y con sólo dos canales de televisión y, si me apuras, mis abuelos no tuvieron electricidad hasta que cumplieron los 30 pero, qué queréis que os diga, me quedo con las ventajas que existen hoy. Salvo con el tema de la música, claro. Así aprovecho y retomo, que me estaba yendo a pasear por Úbeda.

A día de hoy, decía, los padres escuchan prácticamente la misma música que sus hijos adolescentes. Y eso es muy malo.
Porque ya no quedan grupos que digan las cosas que nadie se atreve a decir. Ahora, la única transgresión que existe a nivel musical es decir que estás en contra de la SGAE. ¿Dónde están los grupos que se cagaban en los muertos de los curas, pijos, empresarios, fachas y demás hijosdeputa?
El sistema se los ha cargado.
Es mucho más fácil tener un pensamiento único y que todo el mundo escuche a Bisbal, que ni canta, ni compone, ni transgrede y ni ganas, ¿eh?

¿Quién canta las verdades del Mi Balcón de los Reinci?
¿Dónde están todos los que seguimos cabreándonos con El vals del obrero?
¿Cómo se le explica a un chaval todo lo que dice el Decidí de Extremo?
¿Dónde se escuchan historias como la de Dolores que, en realidad se llamaba Lola?
¿A quién le interesa que se siga tarareando el Flojos de pantalón?

Hace unos años ya era complicado decir todas estas cosas.
A día de hoy es imposible.
Han conseguido lo que querían. Que la juventud dejara de ser rebelde.
Ahora la juventud es simplemente estúpida.
Como (casi) todos los demás.
Cada día queda menos lugar para la esperanza en este mundo de mierda.

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