24 de febrero de 2008

En busca del talento ausente

¿De verdad son necesarios todos esos programas que pululan por la caja estúpida (tonta se queda dramáticamente corto para describirla) en los que se busca gente con talento artístico? Siempre he pensado que todo el mundo tiene un don para algo, que todo el mundo hace algo bien, aunque sea ser un hijoputa. Hasta para eso hay que valer. Y hay muchos que valen para eso. Para ser hijoputa, me refiero.
La televisión de este país (supongo que como todas, pero yo sólo conozco ésta) es tremendamente cobarde. Nadie arriesga. Nadie hace algo diferente. ¿Miedo al fracaso? ¿Miedo al éxito? Más bien, miedo a meter la pata. Eso sí, cuando algún programa funciona porque alguien, en un ataque de enajenación mental o lucidez transitoria, decide arriesgar y proponer algo diferente, detrás se lanzan todos los demás.
Me recuerdan a los lemmings. Cuando uno se lanza a cruzar el río, detrás van todos. Como borregos.

Hace unos años, todas las televisiones buscaban una serie tipo Médico de Familia, en vista del pelotazo que supuso. En ese tipo de situaciones me encuentro muy lejos de la mayoría, la verdad, porque yo NUNCA soporté esa serie. Es más, hubiera ahorcado a todos los que tuvieron algo que ver con ella, empezando por Lydia Bosch, esa gran actriz (inserte aquí su carcajada histérica).
El caso es que sólo se buscaban series de ese tipo. Y de pronto surgió el proyecto de Aquí no hay quien viva. Y nadie lo quería. Nadie quería arriesgar. Hasta que alguien lo hizo y voilà, pelotazo al canto. Y entonces, todos a copiar.
Y lo mismo pasó con Operación Triunfo. A raíz del éxito del programa, todas las televisiones programaron formatos del tipo tú-ven-y-luce-palmito-que-nosotros-te-enseñamos-a-hacer-algo.
Y hasta hoy.

Bailes, canciones, habilidades raras... da igual, tú ven y enséñanoslo, que nosotros te exprimiremos. Y los chavales, sedientos de fama, cada vez más jóvenes, venden su alma por lo que sea.
Porque, en el fondo, todos estos programas no enseñan a hacer nada. Si uno quiere ser músico, monta un grupo, se lo curra, se busca garitos de mierda donde actuar y se va haciendo su propio repertorio (porque el músico, además de cantar, que es lo menos importante, compone y toca instrumentos, queridos triunfitos de mis entretelas), grabando una maqueta y enviándola a las discográficas a ver si suena la flauta. Y si no suena, pues mala suerte y a seguir currando que, como se suele decir, si uno sabe tocar un instrumento, nunca va a pasar hambre.


La fama cuesta... bueno, costaba

Lo que buscan todos estos chavales que se presentan a estos casting (y me da igual que vayan a OT, a Factor X o a la madre que los parió a todos ellos, porque es la misma mierda con distinto olor) es ser Belén Esteban.
Atrás han quedado los tiempos en los que uno se mantenía en el candelabro a base de vender los polvos que echaba con uno o los que se tomaba con la otra. Ahora, para gozar de la fama, por muy efímera que ésta sea, hay que demostrar algo de talento, sea bailando, sea cantando, sea luciendo teta o culo.
¿Tienes talento? No, lo que tienes es ganas de éxito rápido. Pero claro, nadie les enseña a estos chavales, y aquí la culpa la tienen sus padres, que no han sabido, no han podido o no han querido esforzarse en apartar a sus hijos de las tonterías de esta sociedad tan enferma y decadente, en la que los únicos valores son los del pelotazo instantáneo, que lo que sube muy rápido, baja con la misma velocidad. O más.
El futuro no está en el talento. El futuro está en montar un gabinete psicológico para atender a todas estas futuras estrellas frustradas. Y quien dice gabinete psicológico, dice bar de copas. Que muchas veces es prácticamente lo mismo.

3 comentarios:

Peibols dijo...

Superofendido me encuentro tras leerte.

Dejando de lado toda la verdad que dices, discrepo en dos cosas.

Una.
Belén Esteban es lo más. Y nadie en toda €spaña puede acercarse lo más mínimo a este animal televisivo. Muchos GrandesHermanos quieren ser como ella, gritar, emocionarse y ser vulgar y ganarse el cariño de las marus y nadie lo ha logrado aún.

Dos.
El éxito llega antes o después. Da igual cuanto hayas currado previamente.
Lo jodido (se pueden decir tacos en este blog?) es mantenerlo.
Bisbal es un performancer que destesto con todas mis fuerzas, pero creo que ha sido el triunfito más listo (lease tonto) que dejándose guiar por la discográfica sigue siendo el más famoso.

Y entiendeme que por fama no hablo de calidad.

Y ya, que si no me enrrollo mucho y pa que, pa cagarla?

Que me ha gustado el post, coñe.

Julia's armpit dijo...

Querido Pei:
Vaya por delante que los tacos se pueden y se deben usar, no sólo en este blog, sino en todos los ámbitos de la vida.
La caída de ojos de Belén Esteban es lo más bonio que se ha visto en televisión desde la llegada del hombre a la luna.
No critico el choni way of life de la Esteban. Es más, yo también soy súper fan.
A lo que voy es a que la Esteban, a su manera, también se ha currado el seguir estando en el candelabro. Y eso es de admirar. Como bien dices, lo importante es mantener esa fama.
El problema es que a estos chavalines no les enseñan a currárselo, sólo les enseñan a llegar.
Por eso es por lo que hay que montar un bar donde puedan ahogar sus penas.
Por supuesto, en ese bar, formando parte del mobiliario, como la máquina de tabaco, estarían Massiel y la Patiño.
Para dar ambientillo.

Peibols dijo...

Ay, Sobaco, yo si está la Patiño N.E.C.E.S.I.T.O. estar en ese bar!
Quiero ser como ella.
Quiero tener todos sus papeles y sus datos y sus fuentes!

Me superencanta lo televisivo.

Y mira, sé que los pogramillas estos de famoides/artistas son muy repetitivos, pero casi los prefiero a los del cotilleo (y que yo diga esto es MU chungo).