No creo que el cerebro humano esté preparado para soportar la cantidad de estupideces que un iPhone pone a su alcance.
Al menos un cerebro humano que haya cumplido los 15 años.
El planeta está poblado por ingentes cantidades de seres humanos hipnotizados con las aplicaciones que ofrece la maquinita de las narices.
Que los quinceañeros vivan bajo los efectos de esa lamentable creación, pase; pero que personas con responsabilidad tengan juguetitos de ese tipo, es desesperante.
Su venta debería estar prohibida para los que ya hayan cumplido los 15 años.
O mejor aún, su venta debería estar prohibida.
Y eliminaríamos una fuente muy importante de introducción de mierda en la sociedad, que ya bastante tenemos con lo que tenemos.
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