5 de mayo de 2011

Tres niños y cuatro

En el diario El País, en un artículo que aparece hoy, donde una hija de Bin Laden asegura que su padre fue capturado vivo y posteriormente ejecutado, podemos leer que aparte del malo más malo de todos los tiempos (con permiso de Fidel, Sadam, Stalin o Gadafi), en la dichosa casa también había más gente, mujeres y niños, sobre todo.

Dejando a un lado la cuestión más evidente sobre el asunto, es decir, que una ejecución sin juicio previo, por muy malo que sea uno, es un asesinato, me llama la atención uno de los párrafos que se encuentran en la noticia.
Cuando está hablando del grupo de personas presentes en la casa, afirma que "del grupo, tres niños y cuatro eran hijos de los dueños de la vivienda".
Hostia.

Yo no es que sea un fenómeno en matemáticas pero eso de los "tres niños y cuatro" no lo entiendo.
A lo mejor querían decir "tres niños y cuarto", adelantándose al habitual festival de casquería post mortem que tanto gusta a los soldados yanquis.
A lo mejor querían decir que de los niños presentes, "tres o cuatro" eran hijos de los dueños. Total, no está el cadáver del barbas (aquí, momentos antes de morir), no nos vamos a poner rigurosos con el asunto de los niños, ¿no?
A lo mejor se referían a ellos como "los niños tres y cuatro", numerados y expuestos para un eventual ejercicio de tiro al blanco, algo que, por cierto, también gusta mucho a los soldados yanquis.

O a lo mejor el redactor se ha confundido sin más y con las prisas que hay en las redacciones de los medios de intoxicación de masas, las jodías prisas como decía un conocido, la casa se le haya quedado de cualquier manera.
Pero claro, esta última explicación es mucho menos divertida y menos real que las otras que, pese a no tener ni pizca de gracia, se ajustan mejor a la realidad que nos tienen acostumbrados semejantes actores.

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