No me cabe en la cabeza cómo la portada de la edición impresa de hoy de El País, probablemente el único periódico medianamente serio que nos queda en este lugar cada día más bananero y menos republicano, dedicada en parte al fallecimiento de Marcelino Camacho, luchador, sindicalista, comunista y republicano militante, orgulloso y convencido, viniera acompañada de una imagen del príncipe dando el pésame a la compañera de Camacho.
Me parece de muy mal gusto que este periódico también se sume a la campaña de propaganda que, desde hace muchos años, nos llevan vendiendo para colocarnos al principito de las narices al que, recordemos, nadie ha elegido democráticamente para estar ahí.
Y me parece aún de peor gusto que este señor acuda como representante de la corona a rendir homenaje a un republicano de pura cepa como Marcelino Camacho.
¿Pero qué coño pinta ahí?
La respuesta es vieja y sencilla: marketing.
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