11 de agosto de 2010

Pezones

Sobre pezones no hay casi nada escrito.
Hay quien juega al pezón en raya con un carné de identidad.
Hay quien los consume en frío y quien los sorbe calientes.
Hay quien llama al timbre esperando respuesta.
Hay quien los prefiere enroscados en una liana.
Incluso hay quien los usa para dormir.

Hay quien defiende que a la gallega saben mejor.
Hay quien dice que el pezón con sabor a mar es especial, aunque otros apuntan que el que tiene olor a montaña no se queda atrás.
Hay quien sostiene que en Euskadi no existen y quien afirma que en Canarias se desarrollan mejor.
Hay quien dice que el castellano calienta más que los demás.
Hay quien probó el japonés, el nigeriano y el uruguasho y terminó regresando al de su barrio.
Incluso hay quien consume cualquiera que no sea el de su casa.

Hay quien los busca de oferta y quien los quiere sin pagar.
Hay quien se consuela con los que viven siempre erectos en los sueños.
Hay quien dice que contra el frío nada abriga más que un buen pezón.
Hay quien da la vuelta al mundo en ochenta pezones y no regresa jamás.
Hay quien los caza furtivamente en la época estival.
Incluso hay quien escribe sobre pezones sabiendo que sólo existen dos que de verdad importen.

No hay comentarios: