11 de julio de 2010

Propuesta de carné de conducir

Sugeriría a la DGT la implantación de un carné de conducir por tramos, adaptado a la experiencia del conductor y supervisado por el profesor de autoescuela.
Supongamos ese chaval de 18 años que se está preparando para conducir y su profesor detecta que es un descerebrado (o un inútil) que va a suponer un peligro para la sociedad.
En vez de cerrar los ojos y mirar para otro lado porque oye, pagar, paga como todos, el profesor debería elaborar un informe para que la jefatura de tráfico pertinente elaborara y determinara si a ese descerebrado le vamos a dar la posibilidad de que conduzca un bemeuve (no falla, todos los descerebrados lo hacen, lo que no significa que todos los que conducen un bemeuve sean unos descerebrados), como se hace en la actualidad, o vamos a intentar poner los medios para evitarlo.
Esta medida, por supuesto, no sería exclusiva para los jóvenes, dado que descerebrados los hay de todas las edades.

Supongamos que ese chaval ha aprobado el carné.
Todos sabemos que eso no significa que sepa conducir; simplemente sabe cómo hacer que un coche funcione, nada más.
¿Por qué no otorgar un carné que, durante los dos primeros años, sólo permitiera circular dentro de núcleo urbano?
Pasados esos dos años, el chaval tendría que volver a examinarse, esta vez para obtener un carné que le permitiera circular por las vías que circundan la ciudad en la que reside, hasta un máximo de, por ejemplo, 30 kilómetros de diámetro.
Este nuevo carné tendría una vigencia de otros 2 años, pasados los cuales, nuestro chaval, con 22 añitos ya y cuatro de experiencia al volante, estaría preparado para examinarse del carné que le permitiera circular por cualquier carretera.

La L la llevaría un total de 6 años (con sus correspondientes limitaciones) y, para poder acceder a cada carné, el chaval tendría que volver a pasar por la autoescuela, donde se determinaría si sus aptitudes son las adecuadas para poder examinarse del siguiente nivel.
Si no lo fueran, informe a la jefatura de tráfico y que ésta decidiera.
Por supuesto, la autoescuela debería tener una mayor responsabilidad (incluso civil) y no limitarse a ser un establecimiento sacacuartos, como sucede en la actualidad.
Tráfico tendría que ejercer un mayor control, evidentemente.

Con estas sencillas e impopulares medidas, conseguiríamos que las carreteras fueran más seguras, ya que detectaríamos a los descerebrados y a los inútiles mucho antes de que comenzaran a provocar accidentes mortales.
Y si Fomento revisara trazados y eliminara puntos negros y no sólo los señalizara y si mantuviera las carreteras en perfecto estado, la cosa podría molar mucho.
Y si, además, los fabricantes limitaran la potencia de los vehículos y cumplieran unos mínimos de seguridad de serie para todos sus modelos, ya sería la hostia.
Ésta sí sería una buena campaña de concienciación porque incide en la educación y no las muestras de casquería barata con las que nos asustan cada verano.
Pero claro, para ello haría falta mucho dinero, mucho tiempo y, sobre todo, muchas ganas.
Y mucho me temo que lo primero escasea, lo segundo se quiere reducir y lo tercero no existe.

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