16 de julio de 2010

Digni... ¿qué?

Cuando me enteré hace un par de días que Paco González había fichado por la COPE, confirmé lo que ya sabía: en esta profesión cada vez queda menos dignidad.
Bien es cierto que cuando nos referimos a los periodistas de deportes, especialidad que, junto a la del corazón, era donde hasta hace unos años se dirigían los que no servían para otras cosas dentro del periodismo, la dignidad es una palabra que no se encuentra en su, habitualmente, escaso vocabulario.
Tampoco debemos olvidar que, aunque Paco González llevara 18 años trabajando en la SER, a esta gente lo que de verdad les importa es la pasta, que tiene la ventaja de carecer de ideologías y principios.
Por eso maridan tan bien.

De todos modos conviene tener en cuenta que los que manejan el cotarro en la SER son, sobre todo desde la muerte del patriarca de la familia, una panda de niñatos neoliberales que sólo se preocupan del dinero.
Ellos no tienen mentalidad progresista, como tal vez una persona más cándida pudiera creer al formar parte de la dirección de PRISA, no.
Simplemente dirigen una empresa del mundo de la comunicación del mismo modo que podrían hacerlo si su negocio fuera hacer tornillos o barcos.
Sólo interesan los beneficios.
Y punto.
"¿Y la audiencia fiel?", me diréis.
Sólo se acuerdan de ellos cuando establecen las tarifas de los anuncios.
No penséis que les mueve algo tan altruista como la verdad o la información.
A ellos sólo les mueve el dinero.

Sin embargo, a uno no le deja de sorprender lo sucedido con González (al que personalmente le tenía situado bastante más arriba de lo que la realidad le ha colocado, la verdad) porque pasar de la SER a la COPE es pasar del día a la noche, cambiar una emisora en la que se critica a la iglesia por la emisora de la conferencia episcopal.
Vamos, como el que de la noche a la mañana pasase de patronar un barco ballenero a hacerse militante de Greenpeace.
Paco González podría haber optado por una salida mucho más digna como, por ejemplo, hizo Luis Del Olmo (que ni es santo de mi devoción ni le he escuchado nunca, pero sí le considero un profesional como la copa de un pino) en su momento, estableciéndose por su cuenta y manteniendo cierta coherencia profesional.
Pero claro, para eso hubiera sido necesaria mucha dignidad.
Y los neoliberales que sólo se preocupan por el dinero no tienen nada de eso.

Nota: durante la redacción de este artículo, más de veinte menores sufrieron abusos sexuales por parte de miembros de la iglesia en todo el mundo.

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