12 de julio de 2010

¡Campeones del Mundo!

Campeones del mundo, que se dice pronto.
Quién nos lo iba a decir hace unos años.
Pese a Del Bosque, que como entrenador ha tenido momentos en los que ha sido el enemigo número uno con zapatillas de felpa (sin ir más lejos, ayer durante la final, equivocando el orden de los cambios), y las patadas de los italianos disfrazados de holandeses, la selección española se hizo con el triunfo.
Agónicamente, sí, pero también merecidamente, como tan bien lo refleja Cruyff.
Porque, igual que no hay equipo en el mundo que deleite tanto como el Barça, no hay ninguna selección en el mundo que juegue ni remotamente parecido a lo bien que lo hacen estos chavales.
Por fin la selección ha bebido de la fuente correcta.

Gracias, Aragonés, por habernos mostrado el camino.
Gracias, Íker, por recordarnos que tú no eres galáctico, que tú eres de Móstoles.
Gracias, Xavi, por elevar el deporte a la categoría de arte.
Gracias, Iniesta, por poner tu inmenso talento al servicio del colectivo y, por supuesto, por tu inolvidable gol.
Gracias, Villa, por saber combinar el egoísmo natural del delantero con el sacrificio por el triunfo del colectivo.
Gracias, Puyol, por tu humildad, tu esfuerzo, tu trabajo y tu cabezazo en las semifinales, que sigue emocionándome cada vez que lo recuerdo.
Gracias, Piqué, por la elegancia en cada movimiento.
Gracias, Ramos, por las ganas y el corazón.
Gracias, Capdevila, por tu sobriedad, tu saber estar y porque tienes una cara de buena persona que no puedes con ella.
Gracias, Cesc, por sumar siempre y con tanta categoría.
Gracias, Xabi, por recordarnos que cuando uno es tan grande como tú, el centro del campo parece un espacio diminuto.
Gracias, Niño, por tu entrega sorda e incondicional, por aceptar un injusto papel terciario e interpretarlo a las mil maravillas, por mantener la magia de siempre pese a esa maldita lesión y porque a los atléticos de corazón nos emocionas con cada paso que das.
Gracias, Busquets, por la colocación y la sobriedad.
Gracias, Pedro, por el atrevimiento y el descaro.
Gracias al resto de futbolistas de la selección, por haber ayudado a que este grupo haya mantenido siempre la misma actitud y el mismo buen rollo.
Y gracias, Del Bosque, por haber sabido mantener la filosofía ganadora y por tu sabiduría durante las semifinales.

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