Se trata de una historia contada mil y una veces y, en este caso, con pocos elementos diferenciadores con respecto a sus antecesoras. Un periodista con ciertos escrúpulos que decide investigar por su cuenta un crímen que no huele muy bien y en el que está implicado un amigo suyo que, para más inri, tiene grandes aspiraciones políticas.
Típica historia de periodistas y políticos.
Periodistas ultra éticos que persiguen la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad.
Igualito que en la vida real, vaya.
Veredicto del Sobaco: entretenida y medianamente intersante, sin mucho más. No pasará, desde luego, a la historia del cine, ni siquiera si esa historia se circunscribiera a los últimos tres años y elimináramos la mitad de las películas hechas durante ese tiempo. Ni siquiera si sólo contáramos las producidas por Burkina-Fasso (si es que sigue llamándose así este país... dejadme que consulte en gúguel... sí, ahí sigue, no lo han quitado) en ese periodo. Sin embargo, pese a que ha quedado claro que sólo es un producto de entretenimiento con caducidad inminente, la película es resultona. No cuenta nada nuevo, ojo. La historia es la de siempre pero, como nota curiosa, destaca la aportación que el mundo de los blogs hace a la cinta. La frase que pronuncia la directora del periódico comparando a Russell Crowe, redactor veterano y a la jovencita que le está ayudando y que se encarga de uno de los blogs de la edición digital del mismo periódico, es tan real como desalentadora. "Tú eres caro y lento... ella es rápida y barata". Cualquiera que haya pisado una redacción sabrá entender esta puta frase.
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