Siempre he pensado lo necesario que es tener un hobby, una afición con la que poder distraerse, con la que poder desconectar del día a día.
Nuestra pobre cabecita, agotada por la rutina diaria, necesita un remanso de paz en el que poder relajarse con total tranquilidad.
Este remanso es el que nos proporciona un hobby, un lugar en el que nuestra cabeza puede estar sin estar, un lugar donde cargamos pilas abstrayéndonos de la realidad alienante que nos rodea.
Un lugar donde somos nosotros mismos y estamos a gusto.
No importa el hobby que uno elija.
Puede ser la jardinería, el modelismo, el coleccionismo, la cocina, el deporte, la pesca o el petit point.
La elección dependerá de nuestras apetencias, habilidades y posibilidades económicas porque también en esto, por si alguien lo dudaba, influye el dinero.
Porque a uno le pueden apasionar los Ferraris de colores pero, claro, si a duras penas le alcanza el bolsillo para mantener un Seat Panda de hace más de 20 años, tal vez la elección no haya sido la más adecuada.
Desde luego, lo que sí que os recomendaría es que fuera algo que no tuviera nada que ver con vuestra actividad diaria.
Se trata de relajarse, no lo olvidéis.
Elegid un hobby, por favor.
Además de mejorar vuestra salud mental, cuando se aproximen fechas en las que sea imprescindible haceros un regalo, todos vuestros allegados tendrán claro qué regalar.
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