
Ambos estamos recuperándonos de sendos esguinces en el tobillo, cada uno en el suyo, claro está, así que nos hemos preguntado por nuestras dolencias imitando a los clásicos:
- Tío, ¿y tu tobillo?
- Bien, tío, ¿y tu tobillo?
- Guay... ¿y tu tobillo, tío?
- Tío, ¿qué tal tu tobillo?
Y así hemos estado, por lo menos, 10 minutos.
Porque el humor se escribe con T.
Con T, de terrorismo.
Y de tobillo, claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario