30 de junio de 2008

La ironía de los lunes

Entrando en el vagón infernal que me traslada al campo en el que recojo algodón en condiciones de semi-esclavitud (no es esclavitud completa porque aún no ha firmado el nuevo convenio pero, vamos, es cosa de cinco minutitos más), escuchando el Paradise City de los Guns en el reproductor de mp3 que casi se queda enganchado en el bolso de mimbre que la señora que tengo detrás me clava en los riñones, justo en el hueco que queda entre la mochila del pandillero que bosteza a mi lado y entre las rodillas del niño rumano que intenta abrir mi bolso, comprendo que esta vida, al menos los lunes, es tremendamente irónica.
Paradise City... por los cojones.

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